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miércoles, 10 de agosto de 2011

¿POR QUÉ NO TE CALLAS?

Por Héctor Abad Faciolince



> > SI EL EX PRESIDENTE URIBE pensara y escribiera bien podría dedicarse,
> > como Lleras Camargo, Lleras Restrepo o López Michelsen, a opinar en
> > los periódicos, o a escribir sus memorias. Pero Uribe no es un hombre
> > de pensamiento, sino un hombre de acción.
> > Si el ex presidente Uribe amara la música, la poesía o la literatura,
> > podría encontrar un puesto en alguna fundación de apoyo a la cultura,
> > como Belisario, o si amara las artes plásticas, podría coleccionar
> > buena pintura, como César Gaviria. Pero al ex presidente Uribe no lo
> > conmueve la novela, no le interesa el arte, y la poesía que le gusta
> > es la de Robledo Ortiz.
> > Si le gustara el trago, podría consolarse, como Valencia, con unos
> > aguardientes, pero el ex presidente es abstemio.


> > Si fuera el ex presidente, al menos, un mujeriego, podría anular su
> > matrimonio, como hizo Turbay, e irse de Embajador al Vaticano con una
> > nueva esposa bien joven, que le hiciera masajes en los pies. Pero al
> > ex presidente no le interesa la lujuria.


> > Si le interesara la filología podría escribir un diccionario, como
> > aquel otro Uribe, Uribe Uribe, o traducir la Eneida, como Caro. Si le
> > gustara la comida, si tuviera sentido del humor, podría al menos
> > dedicarse a comer, y a contar chistes, como Samper. Pero se sabe que
> > Uribe ni siquiera entiende los chistes.


> > Si tuviera buenos amigos, podría viajar contento por cientos de
> > países, en compañía de otros jubilados jóvenes, como Pastrana. Pero él
> > no tiene amigos, sino aliados, que más que amarlo le temen.


> > Entonces, como el ex presidente Uribe sólo tiene el vicio incurable
> > del poder, la adicción al mando, la costumbre irrefrenable de llevar
> > siempre las riendas, las espuelas y la fusta, entonces ahí lo
> > tendremos, vociferando en Twitter, enviando comunicados de muy dudosa
> > lógica jurídica o política, rojo de indignación, verde de rabia,
> > enfermo de ira, regañando a los columnistas, insultando a los jueces,
> > manoteando contra los traidores, aconsejando exilios a sus ex
> > funcionarios (no para protegerlos sino para que al fin, en la
> > desesperación de los interrogatorios, no acabe por zafárseles la
> > verdad).


> > Porque la verdad monda y lironda es que el DAS dependía y depende de
> > la Presidencia de la República. Y los del DAS pusieron micrófonos en
> > la sala de la Corte Suprema, para oír ilegalmente sus deliberaciones.


> > Si el FBI o la CIA hubieran hecho esto en Estados Unidos, las
> > consecuencias para el gobierno que hubiera instigado semejante insulto
> > se oirían durante siglos. No es posible chuzar a la Corte Suprema y
> > luego pretender que la Corte Suprema se cruce de brazos. Porque
> > ordenarles a los servicios de inteligencia chuzar a los altos
> > magistrados y a los principales periodistas y opositores políticos del
> > país es un delito más grave, muchísimo más grave que el escándalo de
> > Watergate.


> > ¿Por qué se va al exilio la señora Hurtado? Para no tener que decir de
> > dónde venía la orden de oír a los jueces, a los políticos y a los
> > periodistas, ya que confesar esa verdad era lo mismo que poner una
> > lápida en su pecho. Mejor callada en Panamá que acorralada aquí entre
> > la pared de la verdad y la espada del miedo.


> > Uribe y sus aliados son poderosos, pero hoy son los huérfanos y las
> > viudas del poder. Nosotros, los periodistas, podemos convertirnos en
> > los altavoces, en los amplificadores de sus rabietas y diatribas, o
> > simplemente dejarlo que grite y vocifere a solas en su Blackberry.


> > Tenemos la tentación de seguir en ese ambiente crispado, lleno de
> > rabia y adrenalina al que nos acostumbró su gobierno. Pero lo más
> > sensato sería hundir el botón de “mute” cuando estos cruzados del odio
> > vociferan, e insultan. Ya pasamos esa página, ese trago amargo.


> > No le demos más prensa ni le prestemos más atención a tanta rabia.
> > Bajémosle la fiebre a todo esto hundiendo ese pedal que en el piano se
> > llama sordina. Que grite solo, como Chávez. Y preguntémonos en
> > silencio, simplemente, de cuando en cuando, por qué no se callará.
> > Porque eso sería lo mejor para todos: que se callara.

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