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lunes, 9 de abril de 2012


ACERCA DE LA SEMANA SANTA
Ornella Carinha Castaño Ortiz
Es importante tener claro lo que verdaderamente debe significar para nosotros los católicos la semana santa.
Hay varias recomendaciones importantes a tener en cuenta para la Cuaresma y la Semana Santa.
Durante cuarenta días hacemos un camino cuaresmal de preparación para la Pascua, es necesario estar conscientes de este camino y del contenido esencial de la Semana Santa y, por tanto, de la Pascua.
Para que sea más práctico y comprensible voy a señalar por números ciertos aspectos que hay que tener en cuenta durante la Cuaresma y la Semana Santa.

1- ¿Por qué es santa esa semana? Esa semana es santa fundamentalmente porque el Señor la santifica a través del misterio de su muerte y resurrección. Estamos conscientes de que se han vaciado de contenido esos días, pero aun así podemos llamarlos santos, por ser el Señor el que los santifica. De manera que debe quedar claro que esa semana es santa, no porque nosotros la santificamos, sino porque el Señor mismo la hace santa.

2- Más todavía, hay que saber que no son los días de la Cuaresma o la semana los que son santos; es el Señor el que es santo y santifica también a quienes se convierten a El de corazón durante la Cuaresma y se llenan de su amor. De manera que lo importante es que nosotros(as) seamos santos(as), porque el Señor es Santo.

3- No hay que olvidar que la humanidad conmemora el hecho histórico de la muerte y resurrección de Jesús en esos días, con el mismo derecho, y con más derecho todavía, con el que se recuerdan los acontecimientos trascendentales de los personajes importantes de la historia. Jesús está por encima de todos esos personajes y merece la mejor de las atenciones y respeto.

4- Para la Iglesia la Cuaresma no prepara sólo a un recuerdo histórico de la muerte y resurrección del Señor. Con estas celebraciones se quiere más bien actualizar en la propia vida y en la vida de la Iglesia ese hecho de salvación en que Jesucristo nos manifestó su amor hasta entregar su vida para dar vida eterna a los seres humanos por su Resurrección.

5- Por consecuencia, vivir los acontecimientos del misterio pascual en la propia vida implica adoptar una actitud consciente y una conducta apropiada en Cuaresma y en la Semana Santa. Esta actitud se manifiesta sobre todo a través del recogimiento espiritual y la disposición para la oración. Sólo en el silencio y la paz interior tiene lugar el encuentro con Dios. Hay que alejarse un poco del bullicio del mundo y entrar en el santuario del corazón donde tiene lugar el encuentro con Dios.

6- No vale la pena perder el tiempo quejándose de quienes utilizan la Cuaresma y la Semana Santa para irse a la playa o tal vez a actividades que rayan en el desorden social, moral y espiritual. Las quejas no resuelven el problema. Yo no me canso de decirles a los/as jóvenes que las quejas son una prostitución del carácter. Hay que rezar más bien por esas personas que no le dan el verdadero significado a estos días y orientar a quienes se pueda, ofreciéndoles también el hermoso regalo del testimonio cristiano.

7- Es importante participar con la comunidad en las celebraciones litúrgicas que organiza la parroquia más cercana para la Cuaresma y la Semana Santa; es la forma de vivir comunitariamente el misterio que celebramos. De esa manera es posible fortalecerse en la fe y de esa manera la participación en los acontecimientos de la muerte y resurrección del Señor dejarán en la propia vida huellas de santidad, para dar testimonio siempre de esperanza y amor.

8- Como lo enseña la Iglesia, no está de más acercarse al Sacramento de la Reconciliación, para confesar los propios pecados ante la comunidad y ante Dios. Se trata de barrer un poco la casa de la propia vida, para hacerla habitable por la gracia de Dios. La Cuaresma y la Semana Santa es un tiempo de reconciliación, pues en ella participamos del sacrificio de Jesús en la cruz y en su resurrección, por el que nos reconcilió con Dios Padre.

9- Así como el Señor nos perdonó, perdonemos también nosotros/as a quienes nos han ofendido. Cuando uno perdona se libera, mientras que cuando guarda rencor u odio, se encuentra encadenado. Quien sufre de verdad es la persona que no perdona y que maquina en su corazón cosas malas para quien le ofendió. La Cuaresma y la Semana Santa es un tiempo de perdón y de reconciliación. Hay que liberarse de los odios y rencores, ofreciendo el perdón a los demás. Cuando nos ofendan, hagamos lo que Jesús recomienda a sus discípulos: orar por quienes nos hacen daño y hacer el bien sin mirar a quien.
Quien no es capaz de arrodillarse para pedir perdón o perdonar a su prójimo, es incapaz de arrodillarse ante Dios para pedirle perdón con sinceridad de corazón.

10- Finalmente, recordemos que la Cuaresma y Semana Santa, más aún, la PASCUA, no es más que el derroche de amor del Señor hacia la humanidad. Tanto amó al mundo que se entregó a la muerte en la cruz y resucitó para darnos vida en abundancia. Lo más importante, entonces, es corresponder a ese amor de Jesús, siguiéndolo hasta la cruz y resucitando con El a una vida nueva. Es preciso realizar en la propia vida una conversión espiritual desde lo más profundo y optar por vivir en clave de amor la propia existencia, aportando en esfuerzo y trabajo a llevar el evangelio a toda criatura, como discípulos misioneros(as), para que nuestro pueblo tenga vida en abundancia.


 TEMA DE GRAN IMPORTANCIA, BASADO EN LAS NECESIDADES DE LOS ESTUDIANTES DE 11 GRADO.
Ornella Carinha Castaño Ortiz
 Estudios recientes señalan que la gran oferta académica en carreras de grado contrariamente a ampliar las áreas de búsqueda profesional, termina generando en los jóvenes profundos sentimientos de frustración ante la imposibilidad de detectar en qué campos del conocimiento o la producción desea aplicar sus esfuerzos y proyectos personales.
Si te encuentras en el momento crucial de tener que elegir tu futura profesión, o si eres un profesional que desea replantearse su futuro y asumir nuevos retos frente a una carrera de post-grado, en cualquier caso, será útil que recuerdes que toda carrera posee:
Objetivos: que se encuentran fundamentados por las asignaturas de la especialidad. Estos deben responder a nuestra vocación de manera clara y contundente.
Herramientas: que te permitirán alcanzar esos objetivos y son brindadas por las asignaturas de ciencias básicas o técnicas que la sustentan, y deben ser coherentes con nuestras aptitudes fundamentalmente y por supuesto, con nuestros principales intereses.
Conocimientos Complementarios: los aportan las asignaturas contenidas en la carrera. Deben ser afines a nuestros intereses secundarios o en lo posible, no deben ser motivo de nuestros rechazos.
Labor concreta y Ambiente: estos factores deberán comulgar con nuestra personalidad sin interferencias.
…y si no puedo seguir la carrera que quiero?
Elegir tal o cual carrera profesional, no siempre significa que pueda seguirla por distintos motivos, entre los cuales se pueden mencionar las dificultades económicas, horarias o hasta las condiciones personales para continuar por ese camino. Esto no debiera ser en ningún caso un obstáculo, y será menester aplicar todo el ingenio posible para encontrar un rodeo que nos conduzca al objetivo final. Tal vez la carrera elegida no es precisamente la indicada a tu personalidad, pero es posible que exista una opción dentro del mismo campo laboral: si no puedes ser médico, la enfermería o la radiología son buenas opciones, y tal vez puedas, con el tiempo, sumar esa experiencia y decidirte a iniciar los estudios de medicina. Cuando el obstáculo está planteado por cuestiones económicas, será bueno considerar opciones más económicas y quizá más cortas para obtener una salida laboral que te permita hacer frente a los gastos ocasionados por los estudios de tu preferencia. En este punto un ejemplo claro es la odontología por los elevados costos que conlleva su desarrollo y una excelente alternativa temporal es capacitarse como Mecánico Dental que posee una rápida inserción en el mercado y es bien remunerada.
La vida ofrece muchas más oportunidades de las que somos capaces de ver. Saber hacia dónde vamos es el primer paso y tal vez el más importante.

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