ACERCA DE LA SEMANA SANTA
Ornella
Carinha Castaño Ortiz
Es importante tener claro lo que verdaderamente debe
significar para nosotros los católicos la semana santa.
Hay
varias recomendaciones importantes a tener en cuenta para la Cuaresma y la
Semana Santa.
Durante
cuarenta días hacemos un camino cuaresmal de preparación para la Pascua, es
necesario estar conscientes de este camino y del contenido esencial de la
Semana Santa y, por tanto, de la Pascua.
Para
que sea más práctico y comprensible voy a señalar por números ciertos aspectos
que hay que tener en cuenta durante la Cuaresma y la Semana Santa.
1- ¿Por
qué es santa esa semana? Esa semana es santa fundamentalmente porque el Señor
la santifica a través del misterio de su muerte y resurrección. Estamos
conscientes de que se han vaciado de contenido esos días, pero aun así podemos
llamarlos santos, por ser el Señor el que los santifica. De manera que debe
quedar claro que esa semana es santa, no porque nosotros la santificamos, sino
porque el Señor mismo la hace santa.
2- Más
todavía, hay que saber que no son los días de la Cuaresma o la semana los que
son santos; es el Señor el que es santo y santifica también a quienes se
convierten a El de corazón durante la Cuaresma y se llenan de su amor. De manera
que lo importante es que nosotros(as) seamos santos(as), porque el Señor es
Santo.
3- No hay
que olvidar que la humanidad conmemora el hecho histórico de la muerte y
resurrección de Jesús en esos días, con el mismo derecho, y con más derecho
todavía, con el que se recuerdan los acontecimientos trascendentales de los
personajes importantes de la historia. Jesús está por encima de todos esos
personajes y merece la mejor de las atenciones y respeto.
4- Para
la Iglesia la Cuaresma no prepara sólo a un recuerdo histórico de la muerte y
resurrección del Señor. Con estas celebraciones se quiere más bien actualizar
en la propia vida y en la vida de la Iglesia ese hecho de salvación en que
Jesucristo nos manifestó su amor hasta entregar su vida para dar vida eterna a
los seres humanos por su Resurrección.
5- Por
consecuencia, vivir los acontecimientos del misterio pascual en la propia vida
implica adoptar una actitud consciente y una conducta apropiada en Cuaresma y
en la Semana Santa. Esta actitud se manifiesta sobre todo a través del
recogimiento espiritual y la disposición para la oración. Sólo en el silencio y
la paz interior tiene lugar el encuentro con Dios. Hay que alejarse un poco del
bullicio del mundo y entrar en el santuario del corazón donde tiene lugar el
encuentro con Dios.
6- No
vale la pena perder el tiempo quejándose de quienes utilizan la Cuaresma y la
Semana Santa para irse a la playa o tal vez a actividades que rayan en el
desorden social, moral y espiritual. Las quejas no resuelven el problema. Yo no
me canso de decirles a los/as jóvenes que las quejas son una prostitución del
carácter. Hay que rezar más bien por esas personas que no le dan el verdadero
significado a estos días y orientar a quienes se pueda, ofreciéndoles también
el hermoso regalo del testimonio cristiano.
7- Es
importante participar con la comunidad en las celebraciones litúrgicas que
organiza la parroquia más cercana para la Cuaresma y la Semana Santa; es la
forma de vivir comunitariamente el misterio que celebramos. De esa manera es
posible fortalecerse en la fe y de esa manera la participación en los
acontecimientos de la muerte y resurrección del Señor dejarán en la propia vida
huellas de santidad, para dar testimonio siempre de esperanza y amor.
8- Como
lo enseña la Iglesia, no está de más acercarse al Sacramento de la
Reconciliación, para confesar los propios pecados ante la comunidad y ante
Dios. Se trata de barrer un poco la casa de la propia vida, para hacerla
habitable por la gracia de Dios. La Cuaresma y la Semana Santa es un tiempo de
reconciliación, pues en ella participamos del sacrificio de Jesús en la cruz y
en su resurrección, por el que nos reconcilió con Dios Padre.
9- Así
como el Señor nos perdonó, perdonemos también nosotros/as a quienes nos han ofendido.
Cuando uno perdona se libera, mientras que cuando guarda rencor u odio, se
encuentra encadenado. Quien sufre de verdad es la persona que no perdona y que
maquina en su corazón cosas malas para quien le ofendió. La Cuaresma y la
Semana Santa es un tiempo de perdón y de reconciliación. Hay que liberarse de
los odios y rencores, ofreciendo el perdón a los demás. Cuando nos ofendan,
hagamos lo que Jesús recomienda a sus discípulos: orar por quienes nos hacen
daño y hacer el bien sin mirar a quien.
Quien
no es capaz de arrodillarse para pedir perdón o perdonar a su prójimo, es
incapaz de arrodillarse ante Dios para pedirle perdón con sinceridad de
corazón.
10- Finalmente,
recordemos que la Cuaresma y Semana Santa, más aún, la PASCUA, no es más que el
derroche de amor del Señor hacia la humanidad. Tanto amó al mundo que se
entregó a la muerte en la cruz y resucitó para darnos vida en abundancia. Lo
más importante, entonces, es corresponder a ese amor de Jesús, siguiéndolo
hasta la cruz y resucitando con El a una vida nueva. Es preciso realizar en la
propia vida una conversión espiritual desde lo más profundo y optar por vivir
en clave de amor la propia existencia, aportando en esfuerzo y trabajo a llevar
el evangelio a toda criatura, como discípulos misioneros(as), para que nuestro
pueblo tenga vida en abundancia.
Ornella Carinha Castaño Ortiz
Estudios
recientes señalan que la gran oferta académica en carreras de grado
contrariamente a ampliar las áreas de búsqueda profesional, termina generando
en los jóvenes profundos sentimientos de frustración ante la imposibilidad de
detectar en qué campos del conocimiento o la producción desea aplicar sus
esfuerzos y proyectos personales.
Si te
encuentras en el momento crucial de tener que elegir tu futura profesión, o si
eres un profesional que desea replantearse su futuro y asumir nuevos retos
frente a una carrera de post-grado, en cualquier caso, será útil que recuerdes
que toda carrera posee:
Objetivos: que
se encuentran fundamentados por las asignaturas de la especialidad. Estos deben
responder a nuestra vocación de manera clara y contundente.
Herramientas: que
te permitirán alcanzar esos objetivos y son brindadas por las asignaturas de
ciencias básicas o técnicas que la sustentan, y deben ser coherentes con
nuestras aptitudes fundamentalmente y por supuesto, con nuestros principales
intereses.
Conocimientos
Complementarios: los aportan las asignaturas contenidas en la carrera.
Deben ser afines a nuestros intereses secundarios o en lo posible, no deben ser
motivo de nuestros rechazos.
Labor
concreta y Ambiente: estos factores deberán comulgar con nuestra
personalidad sin interferencias.
…y si
no puedo seguir la carrera que quiero?
Elegir
tal o cual carrera profesional, no siempre significa que pueda seguirla por
distintos motivos, entre los cuales se pueden mencionar las dificultades
económicas, horarias o hasta las condiciones personales para continuar por ese
camino. Esto no debiera ser en ningún caso un obstáculo, y será menester
aplicar todo el ingenio posible para encontrar un rodeo que nos conduzca al
objetivo final. Tal vez la carrera elegida no es precisamente la indicada a tu
personalidad, pero es posible que exista una opción dentro del mismo campo
laboral: si no puedes ser médico, la enfermería o la radiología son buenas
opciones, y tal vez puedas, con el tiempo, sumar esa experiencia y decidirte a
iniciar los estudios de medicina. Cuando el obstáculo está planteado por
cuestiones económicas, será bueno considerar opciones más económicas y quizá
más cortas para obtener una salida laboral que te permita hacer frente a los
gastos ocasionados por los estudios de tu preferencia. En este punto un ejemplo
claro es la odontología por los elevados costos que conlleva su desarrollo y
una excelente alternativa temporal es capacitarse como Mecánico Dental que
posee una rápida inserción en el mercado y es bien remunerada.
La
vida ofrece muchas más oportunidades de las que somos capaces de ver. Saber
hacia dónde vamos es el primer paso y tal vez el más importante.
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