La
acción rápida sobre contaminantes como el carbono negro, el ozono troposférico
y el metano puede ayudar a limitar, en un plazo cercano, el aumento de la
temperatura global, y ampliar significativamente las posibilidades de mantener
el incremento de la temperatura por debajo de 2 grados centígrados, y tal vez
hasta de 1,5 grados centígrados, de acuerdo con una evaluación
reciente.
La protección del clima es fundamental en el
corto plazo para contribuir a reducir considerablemente el riesgo del
“cambio climático global amplificado” vinculado a la rápida y extensa pérdida
de hielo del Ártico tanto en tierra como en el mar.
Una acción rápida podría también reducir la pérdida
de los glaciares de montaña vinculados en parte con los depósitos de carbón negro,
a la vez que disminuir en dos tercios el calentamiento previsto en el Ártico en
las próximas décadas.
Los científicos participantes en la evaluación, coordinada por las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y la Organización Meteorológica Mundial (OMM), destacan también las numerosas oportunidades en salud pública y seguridad alimentaria, más allá de las relacionadas con la lucha contra el cambio climático.
Los científicos participantes en la evaluación, coordinada por las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y la Organización Meteorológica Mundial (OMM), destacan también las numerosas oportunidades en salud pública y seguridad alimentaria, más allá de las relacionadas con la lucha contra el cambio climático.
Grandes reducciones de las emisiones de carbono
negro pueden mejorar la salud respiratoria, reducir los ingresos hospitalarios
y los días perdidos en el trabajo debido a enfermedad, indica la evaluación,
cuya Secretaría es proporcionada por el Instituto Ambiental de
Estocolmo. De hecho, se estima que, en promedio, se podrían evitar en el
mundo cerca de 2.5 millones de muertes prematuras por contaminación del
aire al año para el 2030. Se cree que muchas de esas vidas se salvarían
en Asia.
Una gran reducción del ozono a nivel del suelo también podría contribuir a reducir los daños a cultivos equivalentes a entre un uno y un cuatro por ciento de la producción anual mundial de maíz, arroz, soja y trigo.
Una gran reducción del ozono a nivel del suelo también podría contribuir a reducir los daños a cultivos equivalentes a entre un uno y un cuatro por ciento de la producción anual mundial de maíz, arroz, soja y trigo.
Reducir las llamadas “” “forzadores del clima
de corta duración” (SLCFs por sus siglas en inglés) puede tener
beneficios inmediatos en el clima, la salud y la agricultura, concluye el
informe. Esto se debe a que, a diferencia del dióxido de carbono
(CO2) que puede permanecer en la atmósfera durante siglos, el carbono negro,
por ejemplo, sólo persiste durante días o semanas.
La acción rápida sobre contaminantes como el
carbono negro, el ozono troposférico y el metano puede ayudar a limitar, en un
plazo cercano, el aumento de la temperatura global, y ampliar
significativamente las posibilidades de mantener el incremento de la
temperatura por debajo de 2 grados centígrados, y tal vez hasta de 1,5 grados
centígrados, de acuerdo con una evaluación reciente.
Animales en vía de extinción
En
términos biológicos, se considera a la extinción como un fenómeno completamente
natural resultado de un proceso en el que una especie se origina a partir de
otra -la que se extingue-, lo cual ocurre generalmente en el lapso de varios
miles o varios cientos de miles de años. También desaparecieron aquellas
especies que no lograron adaptarse a los cambios que ocurren en su hábitat, lo
cual aconteció de forma natural y, en la mayoría de los casos, en largos
periodos de tiempo. Es así como dos terceras partes o más de las especies
animales que han existido en el planeta se han extinguido. A diferencia de las
extinciones que ocurrieron en el pasado de forma natural, las actuales están
sucediendo a un ritmo acelerado y no obedecen a una incapacidad natural de
adaptación de las especies, ni son el resultado de un proceso evolutivo, sino
que se debe a la actividad que el hombre lleva a cabo.
"Los libros rojos" lista de animales en
peligro
Los
libros rojos tuvieron sus inicios hacia mediados de la década de los sesenta
para llamar la atención sobre las especies que se encuentran en peligro de
extinción.. Desde entonces los criterios para definir si una especie se
encuentra amenazada han pasado por un proceso de refinamiento progresivo hasta
llegar a aquellos vigentes desde mediados de los años noventa. En su forma
moderna los libros rojos evalúan el grado de amenaza de extinción en que se
encuentran las diferentes especies y proponen medidas de conservación. El
establecimiento de nuevos criterios y categorías por parte de la UICN en 2001 con un énfasis
cuantitativo para reducir el grado de subjetividad en la clasificación de las
especies ha sido una herramienta muy importante para una nueva generación de
libros rojos a nivel mundial. Estos criterios hicieron evidente la necesidad de
actualizar la información para la fauna y flora que era considerada como
amenazada en país. Las listas que se presentan son de carácter preliminar,
elaboradas en 1998 y desde entonces sometidas a revisión por más de un centenar
de investigadores vinculados al proceso de elaboración de los libros rojos. La
categorización se basó en la metodología propuesta por la UICN 1994, sin
embargo se aplicó al conocimiento nacional dejando de lado el carácter global.
El Instituto Humboldt quiere agradecer y reconocer la labor realizada por los
autores de las listas, pues éstas se han constituido en la base del trabajo de
los libros rojos.
"Congelan material genético de animales en
peligro"
"Cada
tres minutos desaparece del planeta una especie silvestre, y se desmontan seis
hectáreas de selva tropical para uno humano. Ante esto, científicos del Jardín
Zoológico de Buenos Aires están preservando material genético congelado, que en
su momento y lugar, se utilizarán para reintroducir especies extinguidas o en
peligro de extinción. El Proyecto se llama "ARCA" (Asistencia a la
Reproducción y Conservación animal", y utiliza la técnica de criopreservación
(frozen zoo=zoológico congelado, o banco de genes). Se está aplicando en
ganadería hace 25 años, y ahora la están empleando en los zoológicos de varias
partes del mundo con los fines mencionados. El banco de genes, como un arca de
Noé moderna permitirá conservar la diversidad genética original de las especies.
Y dice Luis Jácome, director del proyecto ALCA, "que pasado el
"diluvio" que hemos desatado los humanos, existirá así posibilidad de
devolverlas a la naturaleza".
"AQUÍ LA GENETICA ESTÁ EN FUNCIÓN DE AYUDAR A PALIAR ALGO DE LA DESTRUCCIÓN QUE LOS SERES HUMANOS HACEMOS AL PLANETA."
¿SUFRE DE ESTRÉS?,
COMIENCE A SONREÍR PARA QUE SE CURE DE ESTE MAL
Ornella Carinha Castaño Ortiz
EXPERTOS
INVESTIGARON SI UNA SONRISA NOS PUEDE HACER SENTIR BIEN EN MOMENTOS DE
PREOCUPACIÓN.
Investigadores
de la Universidad de Kansas, Estados Unidos, querían investigar qué ocurre cuando
una persona se siente contenta y refleja esas emociones con una sonrisa.
Por
eso comenzaron a investigar de qué manera los diversos tipos de sonrisas
afectan la capacidad de una persona para recuperarse del estrés.
Según
el equipo de expertos, las sonrisas están divididas en dos categorías: las
estándares, que utilizan los músculos que rodean la boca y las sonrisas de
Duchenne, que involucran tanto los músculos que rodean la boca como los que
rodean los ojos.
El
estudio, publicado en Psychological Science, involucró a 169
estudiantes universitarios voluntarios.
¡A
reír para vivir mejor!
Los
escogidos para participar en el estudio fueron divididos en tres grupos y cada
grupo recibió instrucciones para mantener durante los experimentos diversas expresiones
faciales.
Al
primer grupo se le colocaron palillos alrededor de la boca, para involucrar los
músculos faciales y
no hacerlos conscientes de que estaban sonriendo.
A
los participantes del segundo grupo se les dijo que no sonrieran y mantuvieran un
gesto neutral. Y el tercer grupo debía usar una sonrisa de Duchenne.
Mientras
sostenían esas expresiones todos los grupos debían llevar a cabo una serie de
tareas diseñadas para elevar los niveles de estrés.
Por
ejemplo, tratar de dibujar con la mano no dominante o sumergir las
manos en agua helada.
Cuando
llevaban a cabo las tareas, los investigadores midieron el ritmo cardíaco de
los participantes y después estos informaron sobre el nivel de estrés que
experimentaron.
Los
resultados, dicen los investigadores, mostraron que los participantes a quienes
se instruyó que sonrieran, tanto con la forma estándar como la Duchenne, mostraron
una menor frecuencia cardíaca y dijeron tener menores niveles de estrés que
aquellos a quienes se les dijo que no sonrieran.
Aunque
los que usaron palillos para verse forzados a sonreír mostraron una reducción
pequeña en ambos niveles, los que usaron las sonrisas de Duchenne fueron los
que mostraron los niveles más bajos.
Según
los científicos, "esto demuestra que sonreír, a pesar de que estemos
atravesando periodos de estrés, puede ayudar a reducir la intensidad de estrés,
independientemente de que la persona se sienta o no feliz".
Tal
como explica la psicóloga María Elena Garassini, autora del libro "La
Felicidad Duradera" y presidenta de la Sociedad Venezolana de Psicología
Positiva, "este estudio confirma todo este cuerpo de investigación que
ese está haciendo sobre el cultivo de las emociones positivas y sus efectos en
la salud".
"Sonreír
puede ser producto de estar pensando o sintiendo una emoción positiva y se sabe
que en estas emociones están involucradas varias hormonas que reducen el nivel
de estrés. Esto muestra que sonreír, incluso estando en una situación de estrés
o en la que quizás no te sientes bien, produce un efecto biológico que
te impulsa a hacer cosas positivas tanto para ti mismo como los demás".
Según
María Elena Garassini, la investigación también confirma lo que otros estudios
han mostrado sobre los efectos del optimismo en la salud cardiovascular.
"Ya
se ha demostrado en muchísimos estudios que quienes tienen hábitos positivos,
como buenas relaciones interpersonales o realizan actividades que les gustan y
les hacen sentir bien, tienen una mejor salud cardíaca".
"Por
eso los cardiólogos y los médicos en general recomiendan ahora a las personas
que para tener una buena salud del corazón mantengan esos buenos hábitos",
señala la psicóloga venezolana.
Más que una chismosa,
soy muy compleja', dice la lengua.
"Sí, señor: me conozco muy bien como para saber
que los pensadores griegos, que consideraban al gusto como un sentido inferior
y meramente físico, estaban equivocados. Soy mucho más compleja que eso",
asegura la lengua.
Afirma que su labor no se limita a identificar los
sabores. "Sin mí -aclara- no existiría la comunicación oral, que
diferencia tan sustancialmente al hombre de las otras especies".
Háblenos de usted...
Primero, agradezco la posibilidad de que me dejen
hablar. Es lo que mejor hago... Ahora, aquí donde me ve soy un conglomerado de
diecisiete músculos y otras láminas fibrosas, que está forrado con un tapete o
mucosa en la que se ubican las papilas y otras cositas conocidas como
corpúsculos gustatorios.
Suena complicado. En concreto, ¿para qué
sirve eso?
No es por dármelas, pero en conjunto soy el músculo
más potente del cuerpo, en relación con el tamaño que tengo. Desempeño tareas
muy importantes relacionadas con la masticación y la deglución, que garantizan
que lo que come la gente se use bien; además, respondo por el lenguaje y por el
sabor de las cosas.
¿Para qué tantos músculos y por qué tan
potentes?
Me gusta esa pregunta... A ver: soy como un hidrostato
de carne que regula y controla, de manera exacta, la mezcla de la saliva con
los alimentos que están siendo triturados por los dientes. Para que me
entienda, es como hacer una buena masa para el pan, porque si queda seca, la
gente puede atorarse, y si queda demasiado húmeda, pues pierde todo gusto... Es
una tarea que requiere miles de movimientos exactos. Es casi como si se hiciera
con la mano.
¿Cómo es eso de los sabores?
Tengo como diez mil papilas gustativas, cada una de
las cuales está conectada a muchas terminaciones nerviosas, que llevan
información al cerebro; dependiendo de dónde se ubiquen, pueden detectar cuatro
sabores básicos: el ácido, el salado, el amargo y el dulce. Lo invito a que
pruebe y se dé cuenta: en mi punta se percibe el dulce; lo ácido o agrio, como
el limón y el vinagre, en mis costados; mi parte de atrás es más sensible a lo
amargo, como las cáscaras de las frutas, y el salado lo percibo en toda mi
superficie.
¿Hace todo ese trabajo sola?
No. La saliva me ayuda a distribuir el sabor por toda
mi superficie y el olfato me manda información para que, entre los dos, le
enviemos un abanico de opciones de sabores al cerebro, para que él escoja...
Deme un ejemplo
Vea, aunque yo percibo cuatro sabores básicos, en
realidad hay una variedad infinita de ellos. Por ejemplo, el ácido de la
naranja es distinto al del limón, del mismo modo que el amargo de una cáscara
de pomelo es distinto al de una de banano. Cuando una persona se come una fruta,
en equipo con la saliva y el olfato hacemos una mezcla exacta y le mandamos esa
información al cerebro, para que él determine a qué sabe exactamente.
Todo indica que es muy amiga del
cerebro...
Sí, en realidad soy uno de los pocos órganos que se
dan el lujo de tener un nervio propio para moverme desde el cerebro. También
cuento con nervios sensitivos, relacionados con la sensibilidad de la cara, y
otros conectados con el sistema digestivo. ¡Soy muy compleja, pa' qué!
La Lengua aconseja cómo deben cuidarla
"Entre mis males más comunes están las aftas,
unas úlceras causadas por virus o bacterias, que duelen mucho; también puedo
perder el movimiento, inflamarme por múltiples razones, sufrir daños por falta
de vitaminas y por infecciones como la del estreptococo e incluso ser víctima
de cánceres muy graves. Obviamente, muchas dolencias sistémicas se manifiestan
en mi estructura, como los edemas, las anemias o los problemas
hormonales".
"Cuidarme no es difícil. Para mí no hay nada más
saludable que una buena higiene oral, una dieta equilibrada y dejar el
cigarrillo, que en mi caso es mortal".
"Lo más importante es que me hagan caso: si
sangro, tengo lesiones que no curan, estoy inflamada, cambio de color o tengo
grietas o fisuras, corran al médico, porque puede ser grave".
Carlos F. Fernández
Asesor médico de EL TIEMPO
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