¿Instruir o educar?, he ahí el dilema
Instruir es desarrollar la inteligencia.
Educar es formar al hombre.
El dilema se les presenta a los educadores:
¿cuál debe ser su objetivo con los educandos que tienen delante: desarrollar
tan solo su inteligencia o formar al hombre integral, honesto y responsable, lo
cual incluye el desarrollo de su inteligencia?
El dilema, teniendo en cuenta las
consecuencias de cada modelo, es evidente, es gigantesco: equivale a escoger
entre el día y la noche, entre lo bueno y lo malo, entre el hombre correcto y
el criminal. Resulta incomprensible y pasmoso que, dadas la inteligencia de los
educadores y la evidencia de las consecuencias, no caigan en la cuenta de los
resultados, abismalmente contradictorios, y no tomen las medidas del caso.
Educar, del verbo latino educare (sacar,
desarrollar), es poner todo el sistema educativo al servicio del desarrollo de
todas las potencialidades del educando para formarlo hombre íntegro, ciudadano
ejemplar.
Lo cual no debe ser opcional, sino imperativo,
de acuerdo con el modelo de hombre que necesite la sociedad. Si la institución
educativa desea formar ciudadanos íntegros y honestos, científicamente
competentes, escoja un sistema educativo y un programa equilibrado que dé por
resultado profesionales eficientes, ciudadanos completos y bien educados.
Si la institución opta por "formar
bárbaros, científicamente competentes, que es el tipo de seres humanos más
peligroso que hoy existen en la sociedad", entonces que elimine la ética y
las materias humanísticas de sus programas y se limite a darles ciencias y
tecnologías.
La educación trabaja con una filosofía y un
concepto del hombre, explícito o implícito en la mente de los educadores, que
les sirve de modelo al cual deben configurar al educando. Las características
principales del hombre actual, según el sociólogo francés Gilles Lipovetski,
son: "Libre despliegue de la personalidad, legalización del placer,
reconocimiento de las exigencias personales, modelación de las instituciones
con base en las aspiraciones de los individuos, con un mínimo de coacciones y
un máximo de elecciones privadas posible; con un mínimo de austeridad y un
máximo de deseo; con la menor represión y la mayor comprensión posible". Y
se podría completar diciendo que la educación actual tiende a ser
individualista, egoísta, orientada al lucro, al consumo y a la indiferencia
frente a los pobres y marginados. Consecuencia de haber sacado de los programas
a la ética, los valores y las materias humanísticas.
A juzgar por los resultados, la sociedad
actual ya resolvió el dilema y eligió este concepto individualista de hombre, y
t rata de ajustar a los educandos a este modelo. Las consecuencias no se han
hecho esperar. Fuera de un reducido número de profesionales honestos que buscan
servir a la sociedad, abundan los políticos corruptos, los ladrones de cuello
blanco y corbata, los jóvenes drogadictos, los adolescentes parranderos,
obsesionados por la droga, la música ruidosa y el sexo fácil (light), la risa
estridente y chabacana, los juegos bruscos y las peleas con sangre; o bien, las
situaciones depresivas, fruto de la soledad, la ausencia de Dios, el vacío, la
falta de sentido, que desembocan en los dolorosos intentos de suicidio. A nivel
internacional, tenemos las masacres causadas por muchachos inestables y
perturbados psicológicamente.
Los padres de familia no deben continuar
indiferentes ante estos hechos, funestos y frecuentes. Se trata nada menos que
de sus hijos e hijas. Tienen que reaccionar, ojalá de forma masiva y organizada,
con manifestaciones públicas y peticiones concretas, con el eslogan de
'queremos educación, no solo instrucción para nuestros hijos'.
Háganlo por ustedes, por ellos, por la
sociedad. Necesitamos que el hombre futuro no sea un robot, con un celular en
una mano y un Black-Berry en la otra, montado en un automóvil último modelo,
con apartamento en Miami o Cartagena.
No. Ustedes, padres de familia, deben aspirar
al ciudadano ideal, el hijo fiel que mire por ustedes, respetuoso del celador y
del anciano, que sonría, que tenga buenas amistades, que sea honesto, buen
padre, buen hijo, buen ciudadano.
Alfonso Llano Escobar, S. J.
Alfonso Llano Escobar, S. J.
EDUCACIÓN EN EL ITI RESPECTO PRUEBAS SABER
Nuevamente aparecen tropiezos en la consecución de metas educativas en nuestro plantel educativo.
Aunque muchos reconocen las razones de estos desaciertos, son pocos quienes tienen el valor de cambiar lo que por una u otra causa es lo que no permite realizar buenas presentaciones en mejora de la calidad educativa del instituto.
Las ultimas pruebas presentadas por los estudiantes de los grados once el pasado mes de septiembre, arrojaron resultados poco satisfactorios para la institución, para los mismos estudiantes y por supuesto para los padres de familia, que albergaban la idea de obtener a través de sus hijos, unas pruebas optimas para el ingreso a la universidad.
Debe el ITI, por medio de las directivas, el cuerpo docente, EL CONSEJO ACADÉMICO, el Comité de Calidad y todos los que creen en la calidad educativa y de formación del instituto técnico, realizar un diagnostico y una evaluación critica, mesurada y correctiva en las áreas y maestros sobre los cuales recae el enorme peso de OBTENER TAN BAJOS PROMEDIOS por parte de sus alumnos.
Se acabo la pertenencia, la pertinencia, el amor por el ITI, los valores de agradecimiento, de gratitud y de emprendimiento por una institución que ha dado grandes retribuciones y conquistas educativas, formativas, personales y profesionales en el contexto local, regional, nacional y en otras fronteras de la vida productiva.
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