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martes, 30 de octubre de 2012


Las ventajas del juego y el deporte en familia


 

Se acercan las vacaciones, la Navidad, el descanso, un momento ideal para revivir el juego.

 

En los éxitos de un deportista casi siempre encontramos una familia que lo apoya incondicionalmente y que hace esfuerzos y sacrificios para que logre alcanzar sus metas. Así lo vemos en nuestros medallistas olímpicos como Mariana Pajón, Oscar Figueroa o Yuri Alvear. Ellos contaron siempre con el soporte de sus seres queridos y triunfaron. En el caso de Mariana, sus padres también han practicado deportes, su hermano mayor fue bicicrosista y después kartista, y el menor le sigue los pasos.

En entrevista publicada en la revista Bocas, edición de octubre de este año, ella acepta que sus padres “se han gozado su formación” y que ha pasado delicioso viajando a las competencias con las otras familias del equipo; que su mamá “es muy fuerte y afronta los problemas muy bien”, que ella hace lo que le gusta y que en su casa “todo es positivo, y al que diga algo negativo se le hace la raya”. Ha conseguido sus triunfos gracias a un ambiente familiar positivo, a creer en sus capacidades y a entrenar con dedicación y disciplina.

¿Cuáles son las ventajas?

Jugar y hacer cosas divertidas en familia o practicar un deporte tiene efectos muy positivos en la cohesión del grupo y en el equilibrio físico, emocional y social. Al jugar juntos nos conocemos mejor, logramos expresar y comunicar espontáneamente nuestros pensamientos y estrechamos los vínculos afectivos.

Además, desarrollamos la empatía, es decir, la capacidad de ponernos en el lugar del otro, la cooperación y la posibilidad de compartir intereses. Está comprobado que hacer parte de un equipo fortalece la honestidad, evita el aburrimiento y establece disciplina.

Durante la práctica de un deporte o simplemente jugando por diversión podemos demostrar afecto y consideración, expresar molestia o enojo y hasta hacer alianzas transitorias, pues la familia es el contexto que nos lo permite, siempre y cuando exista comprensión y apertura hacia las ideas de los demás. En el proceso de aprender a controlar la ira, esto resulta excelente y debe ser aprovechado para que los chicos desarrollen autocontrol y logren manifestar su frustración sin lesionar a otras personas, sin destruir objetos y sin hacerse daño a sí mismos.

Debido a que el juego es una de las actividades preferidas por niños y jóvenes se convierte en un excelente me dio de unión familiar y de prevención de actividades poco saludables. Reduce, por ejemplo, el tiempo de dedicación a la televisión y a los videojuegos y sirve para que los niños aprendan a administrar su tiempo de ocio.

Y cuando varios miembros de la familia se dedican a los deportes se crea un buen ambiente con oportunidades para compartir, ayudarse y ampliar las relaciones sociales al hacer parte de un equipo o participar en competencias.

Mientras jugamos en grupo estamos comunicando y transmitiendo valores y sanas formas de relacionarnos con los demás, pues las actividades deportivas son especialmente buenas para socializar. Por ejemplo, aprendemos a esperar el turno, a ser honestos, nos volvemos más tolerantes, aprendemos a perder y a disfrutar con la ganancia del otro y a competir manteniendo una actitud positiva. Todo este aprendizaje debe iniciarse en el contexto familiar y desde edad temprana para que se refleje en nuestro comportamiento social más adelante.

Los padres pueden lograr un mejor conocimiento de sus hijos si los observan en el juego libre o mientras practican su deporte preferido. Allí pueden darse cuenta si son competitivos o colaboradores, si se vuelven agresivos, cuál es su capacidad para buscar soluciones y tomar decisiones, si no acatan las reglas o si se dejan vencer fácilmente. También escucharán sus comentarios y opiniones acerca de las técnicas del juego, lo que piensa de las reacciones y comportamientos de los otros y el valor que tiene para ellos la competencia. Pero, no se trata solamente de verlos jugar, lo mejor es participar e involucrarse con los hijos en un deporte, motivándolos, sin presionarlos ni obligarlos, para evitar que terminen abandonando la actividad.

Hacer planes juntos, como ir a jugar fútbol, pasear en bicicleta o escalar hacen sentir a los hijos partícipes de las decisiones familiares y les permite asumir retos y responsabilidades. Por ejemplo, levantarse temprano y salir a tiempo para ir a un partido, encargarse del cuidado de elementos como bates, pelotas, patines y uniformes, organizar horarios para cumplir con los deberes escolares y sus otras actividades, etc.

Buena actitud para disfrutar

Juego y deporte deben considerarse como actividades divertidas que nos deben producir placer. Es fundamental que los niños aprendan que, aún en competencias, hay que mantener una buena actitud, saber disfrutar y evitar el estrés. Cuando alguien no sabe perder o no puede admitir que otros sean mejores termina por alterar la armonía que debe existir en un grupo. En cambio, si hacen su mejor esfuerzo, si aceptan sus reales capacidades y habilidades y persisten para superar las dificultades, van a mejorar su autoestima. Lo fundamental es que las dos actividades sirvan para fortalecer las relaciones familiares y sean una valiosa herramienta en el proceso educativo.

 

'Optimistas viven más y trabajan mejor': nuevo gurú de la felicidad


Emilio Duró es algo así como el colmo del optimismo: un español que pregona que "vivimos el mejor de los tiempos" como si la crisis no fuera con él. Pero su discurso -un popurrí en el que caben psicología, medicina, autoayuda y sentido común- ha calado hondo. Tanto que desde hace dos años, cuando alguien colgó una conferencia suya en YouTube, recibe 50 peticiones a la semana para dar charlas sobre la felicidad.
Con un lenguaje llano, y entre chiste y chanza, este administrador de empresas desgrana consejos que si no te cambian la vida por lo menos te hacen reír. Esta semana visitó a Bogotá, invitado por la Escuela de Negocios Aden; y EL TIEMPO habló con él.
¿Cómo se convirtió en el gurú del optimismo?
Siempre he sido un privilegiado, pero en un momento de mi vida me di cuenta de que el dinero y el poder no me hacían feliz, que no me cuidaba lo suficiente, que vivía de mal humor, que no dedicaba tiempo a mi familia...
Pero Groucho Marx decía que la felicidad está en las pequeñas cosas: un pequeño yate, una pequeña mansión...
Está claro que las comodidades nos alegran la vida, pero cuando uno pierde las ganas de vivir, desde el yate de lujo solo se busca el lugar más hondo del océano para arrojarse.
La depresión es una suerte de plaga del siglo XXI. ¿Por qué?
Porque vivimos más. Hemos pasado en menos de 200 años de luchar por sobrevivir y tener una esperanza de vida de menos de 40 años a tener que luchar por 'vivir felizmente' durante casi 100 años. Solo hasta hace poco, la medicina ha pasado de buscar poner años a la vida, a poner vida a los años.
¿De verdad cree que vivimos el mejor de los tiempos?
Nuestros antepasados vivían mucho peor que nosotros y nuestros hijos vivirán mucho mejor. Pensemos solo en los medicamentos, las comodidades, los conocimientos, las posibilidades de viajar que tenemos hoy... Somos afortunados.
Pero, ¿cómo decirle a alguien que ha perdido su empleo o a un ser querido que es un afortunado?
Tiene razón, es fácil ver la parte positiva cuando todo va bien y muy difícil cuando las cosas se tuercen. Pero con casi 100 años de esperanza de vida todos vamos a tener golpes duros que nos harán dudar de nosotros.
 
¿Cuál es la diferencia clave entre un pesimista y un optimista?
Que el pesimista supedita su futuro a las circunstancias y el optimista cree tener el futuro en sus manos. Cuando hay un problema, el primero busca culpables y el segundo, soluciones. Solo el 18 por ciento de la población pertenece al último grupo.
En Colombia debe de estar buena parte de ese 18 por ciento; siempre punteamos en los 'rankings' de felicidad...
Creo que Colombia es un país objetivamente feliz, con una importante vida familiar, donde la gente aún se toca, se ayuda, donde aún se cuidan los amigos.
Aparte de la cercanía con los seres queridos, ¿qué otros aspectos hay que cuidar?
El cuerpo, haciendo deporte, tomando complejos vitamínicos y practicando la relajación; y el intelecto, leyendo y siendo curioso, para que no se nos mueran las conexiones neuronales. También hay que ayudar a otros. No conozco a ninguna persona que dedique su vida al servicio a los demás y que no sea feliz.
¿Cuál es el mayor enemigo de la felicidad?
El miedo, que heredamos de nuestro pasado cavernícola. Hace que no variemos costumbres, (miedo al cambio); no intentemos luchar por nuestros sueños (miedo al fracaso) o hagamos lo que les gusta a los demás, aunque a nosotros nos desagrade (miedo al rechazo).
Frases que lo han hecho famoso
"Un perro no es feliz cuando come, sino cuando le estás preparando la comida. La felicidad no viene de conseguir algo sino de tener motivos por los cuales levantarse cada mañana".
"No hay nada peor que te vaya bien en un trabajo que odias. Si tienes un empleado que no está feliz échalo".
"El 99 por ciento de todo lo que preocupa a la gente son cosas que nunca han pasado ni pasarán".
 
 


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