Visitas Totales:

miércoles, 16 de mayo de 2012


Se necesitaría otra Tierra para mantener el consumo actual

Según el informe 'Planeta Vivo 2012' que presentó el Fondo Mundial para la Naturaleza.

La Tierra tarda un año y medio en regenerar los recursos que la población mundial consume en doce meses, algo que no es sostenible a largo plazo y que debe ser asumido y modificado por los jefes de Estado que acudirán a la cumbre de desarrollo sostenible Rio+20.
Así lo advirtió este martes el Fondo Mundial para la Naturaleza, (World Wildlife Fund, conocido por sus siglas WWF) al presentar su informe 'Planeta Vivo 2012', en el que hace una evaluación del estado de nuestro mundo, señala las presiones a las que está sometido y detalla soluciones para mejorarlo.
El texto afirma que de 1970 a 2008 la biodiversidad en el mundo se ha reducido un 30 por ciento, y un 60 por ciento de ella se ha perdido en los trópicos, en países muy poco desarrollados. La demanda de recursos naturales se ha duplicado desde 1966, y actualmente el mundo tarda un año y medio en regenerar lo que consumimos en doce meses. De hecho, si todos consumiéramos como un estadounidense medio, necesitaríamos cuatro planetas para soportarlo.
"Vivimos como si tuviéramos otro planeta disponible, estamos usando un 50 por ciento más de recursos de los que el Planeta puede ofrecer. Tenemos la capacidad de ofrecer agua, comida y energía a los 9.000-10.000 millones de personas que vivirán en la Tierra en 2050, pero sólo si todos, gobiernos, empresas, y ciudadanos modificamos nuestro comportamiento", advirtió en una rueda de prensa Jim Leape, director general de WWF Internacional.
Leape considera que ese cambio puede producirse en la cumbre de la ONU conocida como Rio+20 -que se celebrará dos décadas después de la Cumbre de la Tierra, la primera gran reunión que trató sobre la degradación del planeta y cómo modificar dicha tendencia- aunque es consciente que la tarea no va a ser fácil. "Este desafío es tan trascendental que no podemos dejar el cambio sólo a los individuos, los gobiernos tienen que actuar y el momento es ahora. No estamos donde deberíamos estar en cuanto a la negociación, pero falta aún un mes y debería hacerse todo el esfuerzo necesario para lograrlo".
Para evaluar el estado del planeta se han usado dos herramientas, el Índice Planeta Vivo, que evalúa la salud de los ecosistemas de la Tierra; y la Huella Ecológica, la demanda y uso de recursos por parte de los humanos en comparación con la capacidad de regeneración de los mismos, que se concreta en el área de tierra realmente disponible para producir recursos renovables y absorber las emisiones de CO2. Los diez países con mayor huella ecológica del mundo son Qatar, Kuwait, los Emiratos Árabes Unidos, Dinamarca, Estados Unidos, Bélgica, Australia, Canadá, Holanda e Irlanda; España se sitúa en el puesto 25.
"Puede sorprender ver a países como Dinamarca, conocidos como ecológicos, estar en una posición tan alta, pero es que la huella toma en cuenta las importaciones y su coste, y éste puede ser muy alto para el medio ambiente", explicó Gemma Cranston, de la Red Global de la Huella Ecológica, co-editora del informe.
Los países ricos tienen como media, cinco veces más impacto que los menos desarrollados, pero el mayor declive en biodiversidad lo padecen las naciones pobres, que según el informe "subsidian el estilo de vida de los países ricos".
Para poder reducir el impacto de nuestro patrón de consumo sobre la Tierra deberíamos reducir drásticamente el uso de combustibles fósiles y sustituirlos por energías renovables, disminuir y mejorar el consumo de agua, producir más eficientemente, intentar comprar productos que hayan sido fabricados o creados de forma sostenible, y acabar con los subsidios, sugiere WWF.


LA GUERRA DE LAS PALABRAS
fa0dde4f21207392928429b2213f7709.jpg
Las palabras también mueren. ¿Quién utiliza hoy una expresión del tipo de “Al señor Barreras no le plugo escribir bien”? Muy pocos sabrían —entre ellos el autor de esta nota— que plugo es el pretérito de placer. Su uso es, sino nulo, poco común. El hecho, que parece irrelevante, fue el objeto de estudio de un grupo de investigadores estadounidenses que ha habido un “incremento drástico de la tasa de muerte de palabras” en los últimos 200 años.
Los científicos recorrieron, a través del proyecto de digitalización de Google, la vida y deceso de millones de palabras en hebreo, español e inglés. Encontraron, además de un aumento de cadáveres gramáticos, que las palabras compiten para ser usadas por las personas. “La mayoría de los cambios en el vocabulario —dicen en la revista Arxiv— en los últimos 10 ó 20 años se deben a la extinción de las palabras mal escritas y los errores de imprenta, y al bajo número de nuevas variaciones de las palabras y nuevas palabras”.
Como en una batalla cara a cara, algunas palabras son desplazadas del idioma. Uno de los ejemplos que los científicos —liderados por Alexander Petersen, del Instituto de Estudios Avanzados de Luca, en Italia— ponen sobre la mesa es la palabra “Roentgenogram”. Dos competidores le usurparon el espacio a esta palabra, dedicada al premio Nobel Wilhelm Roentgen: rayos X y radiograma. Los investigadores aseguran que dicho desplazamiento se debió, en buena parte, a la eficacia y brevedad de la palabra.
Cuando los historiadores se referían a la Primera Guerra Mundial, la llamaban “The great war” (“la gran guerra”). El apelativo quedó en desuso después de 1939, cuando “la gran guerra” fue superada en muertos y daños materiales por los enfrentamientos de la Segunda Guerra Mundial. “Cada una de las palabras está compitiendo para ser el monopolio de cuál va a ser el nombre”, aseguró Joel Tenenbaum, otro de los investigadores. Con respecto a la guerra, los científicos encontraron que los idiomas de los países involucrados tendían a aumentar. Por lo tanto, durante las guerras nacieron nuevas palabras en Rusia, Francia y Estados Unidos, mientras que en América Latina el efecto fue mucho menor.
“Similar a las normas financieras destinadas a limitar el riesgo y la dominación del mercado —escriben los investigadores—, las tecnologías que estandarizan, como el diccionario y correctores ortográficos, sirven como árbitros de gran alcance que determinan las propiedades de la evolución de la palabra”. 
LEY LLERAS

Para todos los estudiantes que quieren saber qué pasa con las descargas que se nos permitían hacer antes y ahora no, esta es una nueva ley:
El Proyecto de ley 241 de 2011 “Por la cual se regula la responsabilidad por las infracciones al derecho de autor y los derechos conexos en internet”1 en Colombia, más conocido por el apodo de Ley Lleras es un proyecto de ley que busca regular la responsabilidad de los proveedores de servicios de Internet frente a las infracciones de derechos de autor de los usuarios.
Este proyecto de ley, que se presenta como una exigencia del Plan Nacional de Desarrollo 2010-20142 y de los tratados de libre comercio con Estados Unidos y con la Unión Europea recoge elementos de leyes similares derivadas del ACTA como la Ley HADOPIaunque en términos más moderados. El proyecto, por ejemplo, sólo contempla sanciones a infracciones de derechos de autor cuando exista un propósito de lucro. El proyecto, sin embargo, incluye la suspensión de servicios de Internet para reincidentes, decisión que deja en manos de los proveedores de servicios de Internet. Al igual que las otras leyes similares, este proyecto de ley ha despertado el rechazo de grupos de internautas entre los que se encuentran Anonymous.
El nombre de Ley Lleras se deriva del Ministro de Interior y Justicia Germán Vargas Lleras quien presentó el proyecto ante el Congreso. El término fue creado el mismo día de la radicación en las redes de microblogging Twitter e Identifica a manera de hashtag#leylleras. Tras las modificaciones propuestas por el coordinador de ponentes el Senador Roy Barreras se ha propuesto el mote Ley Barreras, mientras que Barreras y otros congresistas han propuesto la utilización del hashtag #leyderechodeautor sin mayor éxito en la aceptación de los usuarios.
El trámite del proyecto no tuvo éxito al ser finalmente archivado en noviembre de 2011.
            


No hay comentarios: